Cómo no ser Margaret Thatcher: "mujeres e innovación"
Una mujer no debería tener que ser implacable para liderar un equipo de trabajo, ni renunciar a disfrutar de su familia para poder hacer carrera. Pero para que eso no ocurra, es necesario cambiar las estructuras sociales, no reproducir viejos errores y plantearse nuevos retos que mejoren la vida de todas y de todos. Esas y otras ideas nos contó Marta Segarra, catedrática de Literatura Francesa y de Estudios de Género e investigadora en el Centre National de la Recherche Scientifique francés, justo antes de su participación en el debate “Mujeres e innovación” organizado por el equipo de
CaixaImpulse dentro del proyecto
Empowering Women Entrepreneurs in Health Innovation.
¿Cuándo despertó tu conciencia feminista?
Durante la carrera. Prácticamente no hablamos de ninguna mujer escritora, no existían. Y entonces, con otra profesora de estudios norteamericanos, Àngels Carabí, empezamos un seminario sobre literatura escrita por mujeres. ¡Eso en los 90 era una cosa revolucionaria! Ahora aún se estudian pocas autoras, pero desde luego muchas más que entonces.
Claro, hemos avanzado, pero ¿cuánto camino nos queda?
Yo diría que vamos por la mitad. En España estamos muy bien en cuestiones como la educación obligatoria, igual para niñas y niños, y la representación política, cada vez más femenina. Pero en un estudio que se realizó de 144 países, estamos en el puesto 122 en cuanto a salario igual por trabajo igual. No solo nos pasan por delante la mayoría de países europeos, sino también africanos como Ruanda, Namibia o Burundi.
En concreto, en el ámbito de la innovación, ¿cuáles dirías que son los actuales retos de las mujeres?
Un poco como en el mundo del arte, donde siempre se ha dicho que somos buenas copiadoras, pero no buenas artistas; en la innovación o la investigación no se nos reconoce la originalidad ni la capacidad de crear, de ver las cosas de otra forma. Se nos mira por encima del hombro y se nos dice: “Pche, no está mal”.
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